lunes, 15 de junio de 2009

DIARIO DE VIAJE - Cataratas - Día 6

~ Un final de 24 hs.

Nuestro día empezó temprano otra vez: a las 6:00 estábamos arriba y luego de un baño bajamos con nuestros bolsos a tomar nuestro último desayuno buffet. Cancelamos nuestra cuenta (el uso de internet y una llamada telefónica más las bebidas de las cenas) y nos sentamos en el sofá a esperar a que llegara nuestro micro. Puntual como todos los días llegó a las 7:25 y fuimos camino a buscar al resto de los pasajeros. Una hora después, con el pasaje completo, comenzó el regreso propiamente dicho. Empezaron a torturarnos los oídos con un cantante que Pablo y yo conocíamos pero no acertábamos a decir quién era. Después de un rato largo de probar nombres equivocados Pablo dio con el indicado: ¡Eros Ramazzotti!

A llegar a la aduana brasilera tuvimos que bajarnos todos a presentar nuestros documentos y visas. No sé si será casualidad, pero siempre los trámites en otros países son más rápidos que en el propio país. Diez minutos después todos habíamos terminado.

Al acercarnos a la aduana argentina Pablo empezó a refunfuñar por tener que hacer trámites otra vez. Nos bajamos a las 8:50 y volvimos a subir al micro a las 9:30: el trámite consistía en hacer una filita, cada uno con su valija o bolso que depositaría en una cinta transportadora. Los retirábamos al otro lado de la habitación después de que supuestamente un guardia atento se asegurara mediante un mini televisor de que no llevábamos nada sospechoso. Luego de una parada técnica para ir al baño (nuevamente cola en el baño de las mujeres, ¿por qué siempre, sin excepción, las mujeres tardamos el triple de tiempo que los hombres?) y a comprar unos últimos souvenirs (yerba y alfajores). Pensábamos comprar chipás para tomar mates en el trayecto pero nos olvidamos y luego lo lamentaríamos sobremanera.

Ahora sí: 10 de la mañana, cuatro horas después de despertar, estamos realmente en camino, sin más interrupciones molestas. La próxima parada programada es en San Igancio para el almuerzo.

Pero a las 10:25: nueva parada. Esta vez es Gendarmería que quiere revisar el colectivo (aparentemente no confían en el control de la aduana). Sube un gendarme con cara de malo y mira los compartimientos superiores del colectivo como si tuviera visión rayos x o poderes de adivinación: sólo pregunta por el contenido de algunos paquetes. Parece satisfecho con las respuestas porque no pide abrir ninguno. Mientras esperamos a que el gendarme termine con su control, Pablo y yo miramos por la ventanilla a los gendarmes que rondan el colectivo. Hablamos de su pésimo estado físico y de la imposibilidad de que ninguno de esos señores defienda nada, de que probablemente no puedan correr más de una cuadra sin caer muertos de cansancio, de que evidentemente no tienen entrenamiento constante. Y de que el estereotipo de policía gordo y fanático de la pizza es en apariencia universal: allí está el Jefe Gorgory de los Simpsons para confirmarlo.

Diez minutos después estamos nuevamente en marcha. Tomamos mate con galletitas Social Club porque no compramos los chipás (y rezongamos por eso). Vemos el dvd que uno de los pasajeros compró de la excursión a las cataratas: música obvia del insufrible Kenny G (la misma que se usa para los casamientos, cumpleaños de quince y probablemente bautismos), las imágenes movidas, un sonido espantoso y nosotros saludando de compromiso al camarógrafo. $ 50 tirados a la basura; por supuesto que a nosotros en ningún momento no se nos ocurrió comprarlo.

13:15 paramos una hora a almorzar en San Ignacio, en el mismo lugar donde desayunamos en el camino de ida. Como es mediodía hay mucha más gente que antes: un enjambre de niños y mujeres rodea el colectivo, venden orquídeas o piedras, piden galletitas o caramelos. Casi todos están descalzos, todos están muy sucios. Chicos que apenas aprendieron a hablar pero ya saben pedir. Adolescentes embarazadas con un chico prendido a la teta. Esa “postal” alcanzó para deprimirme toda la tarde. El micro se pone en marcha mientras nuestros compañeros de viaje siguen alborotados porque compraron cantidades de orquídeas por unas monedas. Para aliviar la tristeza miro por la ventana el paisaje misionero y me acuerdo de la versión musical que el Chango Spasiuk hace de ese paisaje.

Comienza la tarde de Súper Acción sobre ruedas. Primera película de la tarde: Inside Man, con Clive Owen y Jodie Foster dirigida por Spike Lee. Mucho suspenso al cuete, porque no pasa nada (o yo no la entendí).

15:30 Otra parada no prevista. Esta vez es la CNRT (Comisión Nacional de Regulación del Transporte) que quiso revisar el micro. Algo no estaba en regla así que estuvimos parados una hora. Por lo menos estábamos entretenidos con la película.
Segunda película de la tarde: “Los Infiltrados” de Scorsese. Yo ya la había visto y me entretuve un buen rato. A Pablo no le gustó, pero me parece que no le prestó atención.

18:35 Paramos en Santo Tomé, Corrientes. Veinte minutos y vuelta a la ruta.
Tercera película: “Tiempo de valientes” de Damián Szifrón con Diego Peretti y Luis Luque. Otra que había visto, pero me volvió a causar gracia. Recién a las 22:30 paramos a cenar en “Cuatro bocas”, Corrientes. Una estación de servicio con bar 24 hs. Un sándwich frío fue toda la cena, ya añorábamos las cenas buffet del hotel.

23:10 Volvemos a estar en camino y terminamos de ver “Tiempo de valientes”. Una vez que terminó la película me pasé a los asientos de atrás y en brazos de Marco Polo (parece ser la única empresa que fabrica sillones para colectivos) dormí hasta la llegada a Rosario con la sola interrupción en Santa Fe donde bajé, casi sonámbula, para ir al baño.

Eran más de las 6 de la mañana cuando llegamos a la terminal Mariano Moreno. En el taxi camino a casa empecé a lamentarme por todo el tiempo que falta para las próximas vacaciones.

[Fin]

Fotos del viaje.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola. ¿Me gustaria saber por qué tanta mala onda con los soldados argentinos? Vi tu comentario en esta foto (http://www.flickr.com/photos/pablodavidflores/3647440900)
por el dia de la bandera. Pensá lo siguiente: si mañana nos invade Chile, Venezuela, USA, Iran, UK, ¿Quién pensas que va a ir a poner el c...? Ellos o nosotros, los ciudadanos comunes? Me gustaria saber tu opinion, espero no lo tomes a mal.

Marisali dijo...

Hola Anónimo. A mí me gustaría saber tu nombre. No me parece éste el lugar para responderte, porque no tiene nada que ver, me podés mandar un flickrmail. No lo tomes a mal pero probablemente luego de unos días borre el comentario porque, como te dije, éste lugar no tiene relación con esa foto que además no es mía.
Saludos.

Rafael Garbero dijo...

Q bueno es el litoral para ir de vacaciones…, yo estoy enamorado de corrientes, Paso de la patria, Ituzaingó y esos lugares…., jaja!, lo q pensas de los gendarmes tenes toda la razón…, son tipo jefes Gorgorí…, recordando esto… creo q cuando tenía 16 años…, en nuestro viaje por cataratas.., fui un contrabandista temido…, jaja!, se q no se lo debe hacer pero bue…, era inimputable en ese entonces…, me pase, escondidos entre las gaseosas de la heladera de atrás del colectivo…, un estéreo reproductor de cd ( q era lo mas, para la época) y un par de parlantes, para mi querido Torino modelos 74…Los jefes gorgorís de verde no lograron descubrir la mercancía …., habla muy mal de mi…, pero bue , supongo q todos tenemos algo de “picardía criolla” q no siempre es buena…Pasa por mi blog…, saludos..